Todos conocen la famosa Picota del Jerte, ese fruto circular, jugoso y dulce que se deshace en nuestro paladar cuando los rayos de sol ya comienzan a calentar. La picota sólo se produce en el Valle del Jerte, teniendo su origen allá por el s.XVIII.
Esta comarca estaba plagada de castaños y fue aquí cuando se comenzó a consolidar el cerezo, pero cuenta la leyenda, que el origen del cerezo al Jerte se atribuye a la llegada de un zar ruso.
Este zar llegó al Valle del Jerte en busca de sosiego y paz, pero también, para que su mujer no añorase la nieve y el frío de su tierra. Por este motivo, el zar decidió simular una vez al año la nieve, durante los días en que los cerezos tiñen de blanco las laderas de la comarca con su floración.
Desde finales de marzo hasta principios de abril, su esposa se podía sentir como “en casa”.