En el siglo XIII, en la época de Castilla y la Reconquista, reinado de Fernando III, El Santo.
El Reino de Castilla se encontraba en plena Reconquista de los territorios ocupados por los musulmanes, y en 1242, en Mérida, al guerrero Pelayo Pérez Correa se le otorgó el cargo de Gran Maestre de la Orden de Santiago, y fue el rey de la época quien le obligó a reconquistar el Reino de Sevilla, ocupado entonces por los musulmanes.
Durante el trayecto Mérida-Sevilla, en la localidad de Calera de León, municipio pacense, se encontraron con las tropas sarracenas, que les hicieron frente. Ambos ejércitos se enfrentaron en una dura y larga batalla. Desde el primer momento parecía que vencían las huestes cristianas, pero el día llegaba a su fin y la noche frenaría la batalla, haciendo así perder la ventaja de los cristianos sobre los árabes.
Pelayo, viendo aparecer la noche, decidió pedir ayuda a la Santa Madre pronunciando: «Santa María, detén tu día».
Se cuenta que sus rezos fueron escuchados y que el sol se detuvo en el horizonte para que los cristianos ganaran la batalla.
Para agradecer el regalo divino, Pelayo ordenó construir una ermita donde poder adorar y rezar a la Virgen, y la construyeron en el monte más alto de Santa María de Tentudía.